CAZAR Y RECOLECTAR, 2009. Fibras de rayón, pintura acrílica, papel autoadhesivo. Dimensiones variables. Vista de la instalación en Sala Gasco, Santiago, Chile.

CAZAR Y RECOLECTAR, 2009. Fibras de rayón, pintura acrílica, papel autoadhesivo. Dimensiones variables. Vista de la instalación en Galería Zavaleta Lab, Buenos Aires, Argentina.

                  CAZAR Y RECOLECTAR propone un vínculo entre el lenguaje de la abstracción pictórica de raigambre modernista y ciertas imágenes y símbolos que pueblan el imaginario colectivo encarnando significados que van desde lo ideológico hasta lo comercial. Estas imágenes (símbolos de asociaciones políticas, religiosas y sociales; logotipos de empresas y productos comerciales diversos) han sido recolectadas según dos criterios: su estructura circular –que, por una parte, es una de las formas más habituales que adoptan estos símbolos- y su carácter no figurativo. El primer aspecto (forma circular) es una decisión arbitraria pero que pretende dar una unidad formal al conjunto de imágenes escogidas. El segundo (carácter abstracto) pretende poner de manifiesto la mecánica por la cual estas imágenes se cargan de sentido y así contraponerse a la idea de la no referencialidad de la forma abstracta. Junto con estas imágenes recogidas del imaginario colectivo, y en una proporción de aproximadamente 50/50, se incluyen imágenes inventadas que respondan a los mismos dos criterios antes señalados, apuntando a generar un espacio de indeterminación con respecto al origen y al significado de cada imagen, entre la realidad y la ficción. Debido a la yuxtaposición de algunos signos muy reconocibles y otros inventados, esta pregunta por el sentido queda en el aire, sin ser respondida, haciéndonos conscientes, sin embargo, de la presencia de este tipo de imágenes en la cotidianeidad. Por otra parte, la combinación de signos que remiten a entidades de muy diverso origen y significado (desde un partido político a una marca de automóviles, por ejemplo) junto a otros que no tienen ningún significado simbólico pero que parecerían tenerlo, alude a la uniformidad que se genera por el exceso de información y a la desaparición de jerarquías que permitan distinguir lo importante de lo banal: finalmente todo tiene el mismo valor y todo se transforma en una imagen.  

 

                              El material usado para crear las figuras es “flocking”, un material que se usa comúnmente para dar una terminación aterciopelada a artesanías y juguetes. La relación de este material con contextos ajenos a las bellas artes y específicamente con el mundo del objeto popular de bajo costo me interesa por la tensión que se establece con el contexto y los propósitos del arte, por una parte, y por otra parte con la “seriedad” de muchas de las imágenes seleccionadas. Además, su terminación aterciopelada aporta no sólo el color sino también una textura muy particular, con lo que el color se transforma en un fenómeno óptico y táctil a la vez.