HACE UN AÑO QUE NO SALGO DE MI CASA ocupa el espacio del Apostadero Naval, en Buenos Aires, enfrentando el horizonte del Río de la Plata, como un horizonte artificial articulado a partir del 'reflejo' de un paisaje imaginado. El título evoca una situación vital -voluntaria u obligada- que generaría la necesidad o el impulso de imaginar dicho paisaje.