EL ESPEJO DE TINTA es un mural site-specific, construido a partir de una estructura regular de módulos hexagonales, que remiten a la cerámica decorativa de influencia morisca, muy común en la ciudad de Córdoba, donde se exhibió. La obra es una mancha irregular que recorre los muros del patio, determinada en parte por los accidentes propios del lugar, como puertas, ventanas y macetas. Los módulos tienen una estructura caleidoscópica y van variando tanto en color como en forma, de modo que no hay dos iguales. Dada la calidad blanda del material éstos se van adosando y adaptando a las irregularidades del espacio. El título hace referencia a un cuento de Borges, en el que un hechicero otorga a un sultán un cuenco de tinta en cuya negrura se pueden ver ‘formas y apariencias aún más maravillosas que las del Fanusí jiyal (la linterna mágica)’.